Si eres de esas personas que piensa que tus amigos son tus clientes, déjame decirte que estás equivocado.

Alguna vez escuché una conversación en un Starbucks a ciertas personas que reclutan gente para sus negocios piramidales.

¿Cuántas amistades tienes en Facebook?  –pregunta el que funge de gran empresario.

El muchacho indeciso que busca ganarse un dinero extra responde: “Mil amigos”.

Bien, esos mil amigos son tus clientes –responde el pseudoemprendedor y continúa –. Ellos son los que necesitan una llamada tuya, y empezaremos por una lista de tus amigos más cercanos a los cuales les contactarás para ofrecerle el producto en cuestión.

Estoy seguro que tú has escuchado ésta conversación, pero, como todos sabemos, es una gran mentira.

Esa misma realidad se traslada a los negocios reales: “Tus amistades no son tus clientes”.

Y yo le agregaría la otra parte del título, “pero sí tengo clientes que se convirtieron en mis amigos”.

Y no es de apuntar con el dedo a mis amigos con intención de dejarlos mal parados, ellos no tienen la culpa de nada, el asunto es que muchas veces tus amigos no necesitan de tu producto. Quizás la primera vez te compren por apoyarte, pero más nada.

Y es cuando entra a tallar aquí Enrique Gómez Gordillo, a quien no tengo el gusto de conocerlo en persona, pero he visto todos sus videos en YouTube más de cien veces cada uno, y que por cierto sus conferencias no bajan de hora y media.

Sino sabes quién es y tienes un negocio o estás pensando en tener uno, te recomiendo ver sus conferencias. Te ayudarán mucho a encaminarte en la línea de tu negocio.

Enrique dice que para que tu negocio, producto o servicio sea exitoso, tiene que solucionar un ‘problema’ o ‘deseo’ bien “Cabrón”.

 

Entonces partiendo de ese punto, te pregunto ¿Qué problema o "deseo bien cabrón" soluciona tu producto?

Si tú vendes seguros fúnebres, tus amistades saben bien de tu trabajo, pero no tocarán tu puerta hasta que uno de sus seres queridos se haya marchado a mejor vida. Mientras eso no suceda sólo te saludarán.

O quizás en seis meses te casas, y como eres de buen diente estás con sobrepeso, y necesitas entrar en ese vestido o traje que te encanta. Es cuando tienes ese “deseo bien cabrón” de desaparecer esas libras demás y entonces recuerdas que tu vecino, el mamado es entrenador personal.

Sabes que es la única persona que te puede ayudar a solucionar tu deseo de verte regia ese día tan especial, incluso tus amistades se sorprenderán de verte tan delgada y ver que entraste en el vestido de novia sin ayuda de fajas milagrosas.

Entonces, cuando identificas qué problema soluciona tu producto o servicio, te percatas que no todas tus amistades son tus clientes.

Y es más fácil que, cuando tu producto soluciona el problema de tu cliente, este se convierta en tu amigo y te recomiende a sus conocidos.

Historia personal

En lo personal, llevo 6 años con mi negocio Sublimagenez donde personalizamos diversos productos con las fotos de nuestros clientes. A lo largo de esos años son contadas las amistades que me han comprado algún producto. Y no tengo por qué reclamarles nada.

Ahora existen tantos negocios grandes como pequeños que seguro algunos de ellos solucionan sus problemas. Y está bien, la vida continúa.

Pero el secreto a no depender de la venta de tus productos o servicios en tu circulo de amigos es realizar compañas de publicidad en las redes sociales.

A Sublimagenez le ha funcionado muy bien Facebook donde, quizás y sin querer, mis amistades sí ven mis productos o ven mis videos, pero como un anuncio pagado, sin la necesidad de andar llamándoles o enviándoles mensajes por messenger o whatsapp.

Otra estrategia que le ha funcionado a Sublimagenez es tener su propio canal de YouTube donde se ha promocionado algunos videos; además de tener siempre actualizado el Google Business de la compañía para darle más seriedad y seguridad a la misma hacia nuestros clientes.

Edwin Zapata

CEO de Sublimagenez