Somos lo que hacemos, pero también somos las personas que nos hacen falta.
Todos tenemos amigos o familiares que están lejos, personas especiales a los que nos gusta sentir cerca de diversas formas. Ante la distancia y la ausencia de ellos, los humanos hemos encontrado algunas formas de sentirlos cerca.
La psicología explica que los recuerdos ocupan buena parte de nuestros pensamientos diarios. El cerebro acumula información de personas, lugares, olores, sonidos, texturas, temperaturas, etc., y reconstruye momentos pasados con una exactitud fabulosa. La psicóloga María del Carmen Bravo afirma que "extrañar permite generar un sentimiento de continuidad". Y a eso es lo que nos aferramos.
Para activar esos recuerdos, nos ayudamos de las fotos, frases y situaciones vividas con quienes añoramos. Extrañar a alguien se hace más emocional cuando podemos tocar o mirar el recuerdo de alguien. Eso es posible cuando tenemos en nuestras manos cuadros, fotos u otras piezas que nos dicen mucho sobre la persona que queremos volver a abrazar en ese preciso instante.
Un regalo personalizado con el retrato de la persona que extrañamos permite llevar mejor la nostalgia. Y, en otras ocasiones, cuando el ritmo de trabajo o las diversas ocupaciones, nos abstraen de lo importante, una fotografía impresa en una pieza de regalo nos trae al alma la importancia de ese familiar o amigo y reitera el valor del cariño y el amor.
Lo raro es "no extrañar a nuestros seres muy queridos"
También se dan casos en los que se echa de menos a aquellas personas que no son familiares ni amigos pero con quienes comenzamos a tener una relación cordial y de compañerismo.
Es entonces cuando surgen frases que nunca antes se te habrían ocurrido. Ello sucede porque surgen sentimientos de agradecimiento, ilusión, compromiso, etc. Sin percatarte, extrañas a alguien que acabas de conocer. Pero es normal, forma parte de nuestras vivencias y de nuestra capacidad de sentir.
Los que han partido
La distancia, tarde o temprano, se acorta. Pero no podemos dejar atrás a nuestros seres más queridos que se fueron para siempre. En ese caso se hace imprescindible recordar su imagen y sus enseñanzas.
Buscamos esa foto con esa sonrisa y ese semblante que en vida nos acurrucó. Momentos capturados en un objeto elegido por nosotros: una cruz, una piedra, una mayólica, una camiseta, etc.
Los recuerdos nos permiten sentir cerca a esas personas que nos hicieron sentir especiales y únicos. "La vida es un lugar compartido con quien te ama", decía Julian Barnes.
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